TEJER OJOS DE DIOS

Empecé a tejer Ojos de Dios en el 2012 cuando vivía en el campo, cerca de Bogotá. Tejía en medio de la montañas, de los grandes arboles, tal vez por esto cree una relación tan profunda del tejido y la tranquilidad.

Cuando volví a vivir a la ciudad, tejer fue mi salvavidas, no fue fácil el cambio del campo a la urbe, fue fundamental y sanador vivir, tramar la ansiedad de ese momento a través del tejido. Vivo en la ciudad porque soy artista y para mi el arte es el florecimiento de la ciudad, es el florecimiento de las mentes y del sentir de la humanidad. Cuando pienso en crear o en tejer llega a mí una imagen, una explosión de color llenando de belleza y armonía las ciudades, estas construcciones humanas que en la mayoría de los casos están regidas por la indiferencia, desconfianza, humo, contaminación, el gris del concreto y sus construcciones fálicas. Por eso tejo para llenar color y buena vibra al mundo.

Tejer me ha dejado grandes beneficios, como hacer nuevas y nuevos amigos, pero principalmente quiero hablar de la concentración ya que esta ha sido un tema a trabajar en mi desde niña, la dispersión, la procastinación… de hecho mi búsqueda espiritual es eso, una búsqueda de consciencia, de mis acciones, pensamientos, de mis obras… tener consciencia siendo observadora hasta de la más pequeña acción de mi cotidianidad que va a fundirse con el todo.

Tejer me ha enseñado a estar atenta a los más pequeños detalles, no pienso en perfección, pienso en hacer cada hilada o acción de la mejor manera posible, dar lo mejor de mi… eso, creo que mis tejidos son un reflejo de mi, de este orden y armonía que busco dentro de mi.

Al tejer, al llevar la atención a una acción repetitiva, nuestra mente se focaliza en una sola acción, esto es muy importante para la concentración, sostener el foco y avanzar, tejer lleva un ritmo intrínseco que nos lleva a avanzar y potencia la paciencia. Por otra parte la vibración de los mandalas invitan a la unidad, a la centralidad, a encontrar nuestro centro, también por esto al tejer llegan los pensamientos con claridad, generando una sensación de tranquilidad.